CONFUSIÓN
Son las 3 de la mañana, intenté dormir pero esta infeliz no me ha dejado en paz. Lo mejor que podía hacer era escribir...
Comencé con unas hojas libres de un cuaderno de la preparatoria, y así entre apuntes de la teoría de los tipos ideales de Weber y comentarios sobre los diálogos de Platón, escribí de mi confusión.
Once páginas de una libreta forma francesa, la marca estaría de más. En el margen de las páginas había un sinfín de garabatos o intentos de dibujos, que si no fuera porque yo los hice no sería capaz de ofrecerles un significado, ni siquiera por azar.
Era tan confuso aquello del cuaderno que parecía no tener razón de ser. Y es claro, ¿cómo escribir de tu confusión, si ella está contigo?...
Es la confusión la que acaba con mi escasa paciencia, ya no la aguanto, está ahí siempre, si huyo; me persigue, si me escondo; me busca, si me pierdo; me encuentra. Maldita, quién es ella para ser mi sombra.
Hable con ella y le dije de la mejor de las maneras que se fuera, pero la testaruda ni siquiera me escucho. Sigue aquí como burlándose de mi desdicha, sabiendo también que es por su culpa.
Tiene más de dos razones para estar aquí, yo se lo he permitido. Por mas que la detesto no puedo dejarla ir, ella me necesita y aparentemente yo a ella…
Comencé con unas hojas libres de un cuaderno de la preparatoria, y así entre apuntes de la teoría de los tipos ideales de Weber y comentarios sobre los diálogos de Platón, escribí de mi confusión.
Once páginas de una libreta forma francesa, la marca estaría de más. En el margen de las páginas había un sinfín de garabatos o intentos de dibujos, que si no fuera porque yo los hice no sería capaz de ofrecerles un significado, ni siquiera por azar.
Era tan confuso aquello del cuaderno que parecía no tener razón de ser. Y es claro, ¿cómo escribir de tu confusión, si ella está contigo?...
Es la confusión la que acaba con mi escasa paciencia, ya no la aguanto, está ahí siempre, si huyo; me persigue, si me escondo; me busca, si me pierdo; me encuentra. Maldita, quién es ella para ser mi sombra.
Hable con ella y le dije de la mejor de las maneras que se fuera, pero la testaruda ni siquiera me escucho. Sigue aquí como burlándose de mi desdicha, sabiendo también que es por su culpa.
Tiene más de dos razones para estar aquí, yo se lo he permitido. Por mas que la detesto no puedo dejarla ir, ella me necesita y aparentemente yo a ella…
Etiquetas: confusión