ONÍRICAS REALIDADES

El tiempo siempre da el lugar correcto

viernes, 9 de mayo de 2008

Confusión. (parte II)

-Sigues aquí???, creí que estabas fuera de mi vida- le dije. Nunca respondió.

Está conmigo casi todo el tiempo, mientras leo en el metro, cuando intento dormir, cuando hago tarea, cuando no la hago; sin embargo, cuando soy feliz, cuando no pienso en nada y simplemente me dedico a decir cosas tontas, y cuando mi boca forma una pequeña curva con los fines hacia arriba; ella no está. Cuando no pienso y sólo siento desaparece.

Cuando la luna brilla más que el mismo cielo y en mi ojos parece de día; cuando camino acompañada de la persona que más amo en este mundo, cuando hablo del futuro, cuando la felicidad es tanta en mi ser que se me escapa por los ojos, ella… ella no existe.

Está presente, y ambas estamos conscientes que nacimos juntas y que así, de cualquier forma, terminaremos la vida. Pero no siempre me ataca, ahora sólo me confundo cuando tengo que hacerlo para reconocer que siempre hay algo mejor, uno se confunde cuando tiene que elegir.

Se encuentra aquí, vigilando el tecleo de mis dedos, espera alguna situación para hacerse presente, mientras, yo soy muy feliz...

Detalles instantáneos…

Espero recordar más adelante algunos detalles de todo esto que esta pasando, reconozco lo desmemoriada que suelo ser, sin embargo, hay cosas que a pesar de tener años y años de haber sucedido no me puedo quitar de la cabeza, y recuerdo todo a detalle, no siempre es grato, pero en casos como estos quisiera tener la seguridad de que habrá cosas que nunca podré ni querré olvidar por lo intensas que fueron.
Me gusta hablar de instantes y no de momentos, de las fracciones de segundo que te provocan miles de reacciones; cuando un simple gesto te transmite tanto y te hace ser la persona más feliz de este mundo. Eso me pasa a mí.
Hablando de detalles instantáneos, eso es lo que más me gusta de esta relación, esas pequeñeces que se dan de la nada, tan natural como que yo decida quedarme todo el domingo viendo películas mientras duermes; en las mañanas mientras despertamos y tu me miras, yo sonrío estúpidamente, porque soy estúpidamente feliz; en las noches cuando te encuentro por “casualidad” entre los pasillos de la facultad y te abrazo como si no te hubiera visto en años; mi risa combinada con el alcohol de los viernes; y mi nerviosismo en las citas familiares, que es conquistado por unas cinco copas de vino.
Y pasando al amor, describir es vago, creo que con mirarte te puedo decir que soy y en donde estoy sin necesidad de aclararte nada con el verbo. Te digo que TE AMO, pero tu sientes que TE AMO, y eso es mejor que la frase escrita en toda la muralla china, no se compara en nada. Lo cursi no es amor, el amor es cursi.

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